lunes, 21 de abril de 2008

Hiciste mal en atormentarte por tan poco

acaso por ser naturalmente perversa, toda aquella alegría exterior me apenaba profundamente

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Tonterias gigantescas, tonterias que no tenían cabida ni en los palacios más imponentes de los ricos más desgraciados, aquellos a los compadecenos, aquellos cuyo dinero nos hace soñar, y día tras día tratamos de maquinar nuevas estrategias para alcanzar tal nivel de desolación mercantil y pueril y galvanoplástica. ahhhhhh
Esas corrientes eléctricas que cosquillean mis neuronas al pensar en la desgracia de los ricossssss

Anónimo dijo...

yo también quiero ser galvanoplástica.

No me llamo silvestre que soy viuda de coccoz

Anónimo dijo...

Vaya inútil su difunto esposo
Afortunadamente falleció y pudo usted casarse con el príncipe...
alguien mucho mucho más rico
que aquel infeliz que vendía enciclopedias puerta a puerta
Felicidades princesa.
Le podemos hacer una entrevista en nuestra sección de viudas negras, o de arpías, o de hipogrifos...
querrá???

Anónimo dijo...

No, no puede ser.
La galvanoplástica está reservada a unos pocos, mejor dicho, a unas pocas.

Para los comentarios anteriores nuestra respuesta es NO

Anónimo dijo...

El homúnculo era un pesado y muy poco baronil. Dimitri me complace de noche y de día y me colma de preocupaciones. Las preocupaciones entretienen mucho, señora Harpya. En este mundo la inquietud y el sufrimiento son nuestras diversiones mayores.

Anónimo dijo...

Esta es una pregunta para Amor de gran hermano:
¿tu no crees que te estas yendo un poquito para el lumpen (Lumpenproletariat)?

 
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